Primero: nos ponemos de acuerdo con los
integrantes del grupo qué es lo que vamos a hacer, supervisados por el docente
de taichi a cargo. Resolvemos quién va a dar la orden para comenzar la forma
(Taolu), en la medida de lo posible que sean todos y roten la voz de mando.
SEGUNDO: entrenamos sin hablar. Lo único
que surge es la voz de mando y la repetición constante del ejercicio gran
cantidad de veces. Trabajamos la concentración y evitamos crear malestar en el
desempeño grupal. Luego de muchas, pero muchas repeticiones, nos detenemos.
Tercero: volvemos a conversar en grupo y
con el profesor. Resolvemos las dudas, el profesor explica las dificultades,
expresamos nuestro sentimiento, nuestras ganas, y nuestras molestias de manera
respetuosa y calma.
Cuarto: debemos lograr como mínimo tres
repeticiones finales concluyentes y armónicas, sin agregar nada nuevo a la
forma en conjunto. Es el resultado final en el que todos trabajamos en armonía
y apelamos a la conciencia folklórica de las presentaciones: la búsqueda de la
paz social y una vida armónica en equipo posible.
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